10/10/2019 12:08 a.m.
Carta a Marielis
Enciendo mi
computador y ya debes imaginar pues, a lo que voy a estas horas de la
madrugada, querida.
Te escribo
porque creí que debía hacerlo y porque desde hace dos años y un par de meses
que no te veo.
Te escribo
porque necesito recordar, sí, debo recordar.
Te escribo
porque no sé si mañana pueda yo hacerlo.
Primero que
todo, espero desde lo más profundo de mi alma que estés muy bien, en la
distancia.
Te cuento
que no tienes idea de cuánto quisiera poder dormir, pero este arte al que me
tengo que dedicar no me suelta amiga, no me tiene compasión.
Te escribo,
Marielis, porque como te he dicho, no sé
si mañana pueda hacerlo (me detengo para distraerme mientras observo
recuerdos de hace años en mi galería de arte y luego procedo con otros
escritos. 2:04 a.m. )y estoy tan contenta de tomar el momento, aunque la voluntad ha querido
decaer por lo mucho que me duele la parte de debajo de mi pulmón izquierdo.
(2:07ª.m.), mientras te escribo, una lágrima
intenta caer de mi ojo derecho y aunque
hasta las fuerzas me faltan ahora hasta para sollozar, prosigo para escribirte,
porque me anima saber que me lees, incluso sin que te haya enviado esta carta
aún. Persisto, porque sé que otros también leerán lo grandiosa que es el ser
humano hacia el cual va dirijido este texto en segunda persona y querrán saber
más de ella, de su carisma, de su arte y
sus intenciones.
Son las
2:11 a.m. e intento proceder, pues quien mejor que tú para entender esta odisea
.. (me detengo, 2:13 ª.m. y procedo, 2:26ª.m., determinándome a no pausarme
nuevamente. 2:45ª.m prosigo).
10/10/19 10:50 p.m.
Perdóname
Mari, sé que he sido muy inconstante en esta escritura, pero es que en realidad
no me salen con facilidad las palabras en estos días, tal vez pues si te cuento
cómo está el contexto ahorita pues se entiende mejor. Trato de hacer esta nota
muy sencilla. Lo más que puedo, eso intento.
Marielis,
por acá las cosas están algo oscilantes: El calentamiento global es una de las que
mantiene mi mente un tanto preocupada. Nueva Dheli casi ya no puede respirar,
en China el smog es difícil. En Alemania se han tomado serias cartas en el
asunto, por dejar el uso definitivo de automóviles a base de combustibles fósiles. En Panamá, las personas
siguen muy ajenas en general, de lo que ocurre a su alrededor, a pesar de que
hay cambios muy repentinos de temperatura, el calor es insoportable, eso sí.
En cuanto a
mí, pues lo recurrente ahora es que todo el tiempo hay un diálogo o alguna
letra que sacar de la cabeza e intento que no pase cuando no tengo a mano el
computador, para que no se me esfumen las ideas. Sigo estudiando y persevero en
la fe. Trato de ser mejor hija, hermana y amiga. Entre otros temas.
¿Qué más
puedo decir? Me alegra mucho saber que estás bien y quiero recordar lo fino que
la pasamos la última vez en esa aventura por las misiones.
Eran días
de agosto 2017 en los alrededores de la carrera 38. Tiempos en Bogotá, realmente acogedores.
Mi parte favorita: la sutileza del atardecer fusionado con los 14° C mínimos.
Serenidad. Aquella estadía fue algo difícil de disfrutar pues para ese entonces
desconocía mi condición de hipo-tensa y creo que abusé de los cítricos sin
realizarme que eso podía estarme afectando entonces.
Camino hacia Corferias, sitio
en el que se desarrolló el Congreso COMIBAM17, junto a Rosa (de México) y Marielis
Intentaré
recordar todo lo que puedo resaltar de esta experiencia y de paso decirte que
te echo de menos. ¿Quedamos de visitarnos en algún momento cierto? No recuerdo
mucho, pero me esfuerzo en la marcha.
El camino
por la carrera en la tarde del 20 de agosto
del 2017 fue sencilla, pero grandiosa. Teníamos
una travesía pendiente: visitar el café aledaño al hotel en el cual nos
hospedábamos. Tras intentar hallar alguna diferencia entre el que usualmente
consumimos y el de la Tierra conocida mundialmente por sus exquisitos granos,
finalmente no noté la diferencia en
realidad, lo que sí vi y recuerdo es lo difícil que me costó fue hacer los
cambios de monedas. Tú me ayudaste y aunque minuciosamente me explicabas cómo
funcionaban los pesos colombianos, te confieso que nunca lo asimilé.
Con un aire de simpleza y algo de melancolía, como si el aire no quisiera dejarnos ir, recuerdo esa tarde junto a Victoria, Elisa, Rosa, Anna mi persona y tú. Los edificios están adaptados a las bajas temperaturas del lugar y me hablaste de cosas de la arquitectura que honestamente no recuerdo.
Con un aire de simpleza y algo de melancolía, como si el aire no quisiera dejarnos ir, recuerdo esa tarde junto a Victoria, Elisa, Rosa, Anna mi persona y tú. Los edificios están adaptados a las bajas temperaturas del lugar y me hablaste de cosas de la arquitectura que honestamente no recuerdo.
El Congreso
COMIBAM 2017, sé que tampoco fue todo color de rosas para ti. Recuerdo en uno
de los días que me pediste que te acompañara a buscar un medicamento, pues
estabas algo mala del estómago, si mal no recuerdo. En realidad no quería abandonar
el auge del momento, estaba empeñada en visitar stand por stand, en leer valla
por valla y en aprovechar al máximo cada hora. Me arrepiento. Hoy recaigo en
cuenta, en lo que intento recordar, de que lo más seguro es yo no acepté tu
invitación. Decidí dejarte ir sola. Luego, como para compensarlo, te escribí
para preguntar si habías logrado mejorar o conseguir el medicamento. No
recuerdo si fue así del todo, pero tengo la sensación de que eso fue lo que
pasó.
La última
vez que hablamos, yo estaba muy ansiosa. Eran para estos días de octubre 2018
aproximadamente y yo estaba en mi
segundo año de la licenciatura. Me abrumé por la presión y te escribí.
Recuerdo que mis palabras eran de desahogo (cosa que no suelo hacer todo el
tiempo, por mensajes de texto mucho menos y con alguien que vive en otro país,
con menor razón). La desesperación de no saber manejar el estrés de la carrera,
tema en el que podíamos hablar en el mismo idioma fue uno de los puntos que
mencioné. Sé que mis palabras eran de queja, por lo difícil y poco amable que
había sido mi profesor de Diseño IV (materia fundamental de la licenciatura en
Arquitectura). Te contaba lo difícil que fue el hecho de no haber podido pasar
la materia y lidear con ese estanque emocional. No recuerdo todo lo que
hablamos, pero sé que estabas pronto a graduarte de la carrera de Arquitectura
en tu país, que tu hermano recientemente se casó y que me animabas a resistir y
no a la velocidad. Lo aprecio.
Ahora mismo
tengo los horarios invertidos, todos son muy inciertos, nada nuevo pues por lo
impredecible que pueden ser los incidentes que se dan cuando diseñas. Siempre
ocurre algo inesperado y lo que creías tener bajo control, al final resulta
tomarte más tiempo del que esperabas. Al menos tú podías entender a lo que me
refiero.
Era de
madrugada el día de nuestro retorno, hacía mucho frío, teníamos mucho sueño y
el bus de voluntarios que esperábamos para ir hacia El Dorado tardó un tanto,
sin embargo, no nos retrasó el retorno a cas. Nos devolvimos juntas en el mismo
vuelo, tuve el honor de compartir ese retorno con este gran personaje. Como
sabes que soy tan distraída y que los patrones en mi mente no se graban, como
ya habrás notado. Al menos que los repita una y mil veces seguidas, no
recordaba cómo era el check in y en el aeropuerto del Dorado yo estaba algo
perdida.
No sé qué habría sido de mí si no te hubiera tenido allí para ayudarme a salir de esa travesía con la mayor velocidad posible. Mientras esperábamos nuestra partida, vimos los suvenires y probamos el Chocolate Britt que desde entonces nunca he vuelto a saborear ni encontrar en Panamá. Me hablaste de tu familia y de lo lejos que suelen estar todos ustedes de la falta de festejos y alegría, nada de extraño para los puertorriqueños.
No sé qué habría sido de mí si no te hubiera tenido allí para ayudarme a salir de esa travesía con la mayor velocidad posible. Mientras esperábamos nuestra partida, vimos los suvenires y probamos el Chocolate Britt que desde entonces nunca he vuelto a saborear ni encontrar en Panamá. Me hablaste de tu familia y de lo lejos que suelen estar todos ustedes de la falta de festejos y alegría, nada de extraño para los puertorriqueños.
Ayer y
antes de ayer cuando recibí tu importante noticia, me puse a recordar esa
última vez que hablamos por WhatssApp y la última vez que te vi, en el aeropuerto
Internacional de Tocumen. ¡Que ironía! Estábamos en Panamá. Te pedí que
vinieras a visitar y que te tomaras fotos en el aereopuerto diciendo que habías
pisado mi hermosa Tierra. Haberte tenido en mi retorno fue muy grato, ya que a la ida me había tocado ir sola. También fue una gran
casualidad, ya que ambas por equivocación compramos el vuelo de retorno un día
antes que la mayoría de los voluntarios del congreso, por lo que no pudimos
conocer Monserrate ni ninguno de los lugares a los que todos turistearon, menos
nosotras.
Confieso
que hay algo que me enfada mucho, y es la indiferencia que podemos llegar a
tener las personas ante las realidades del entorno. Existe un mundo no virtual,
lleno de tantas necesidades. No logro asimilar cómo somos capaces de encajonar
todo en nuestros propios intereses (mi trabajo, mi superación, mi éxito, mi
crecimiento personal, mi dinero…). Nos olvidamos que el vecino es también
humano.
No señalo al mundo, por no tener la capacidad de abarcar tantos aspectos (sociales, políticos, artísticos, económicos) al mismo tiempo, pero me aflige que las personas no logramos ver lo que tenemos en frente todos los días y que tengamos que esperar a sufrir grandes pérdidas para ver el valor de los seres humanos… de la vida que nos rodea.
No señalo al mundo, por no tener la capacidad de abarcar tantos aspectos (sociales, políticos, artísticos, económicos) al mismo tiempo, pero me aflige que las personas no logramos ver lo que tenemos en frente todos los días y que tengamos que esperar a sufrir grandes pérdidas para ver el valor de los seres humanos… de la vida que nos rodea.
Eso es lo
que honestamente no digiero, sin embargo, se llena de compasión mi corazón
cuando recuerdo que antes yo estaba ahí y lo estuve por años. El más claro
ejemplo de eso es la pérdida de mi mejor amigo, Locky, quien pasó al descanso
eterno, el pasado 3 de julio de 2019. Nuestro compañero de familia nos dejó
mucha enseñanza en casa. El apreciado y consentido coronel. El día que descubrí
su valor como fiel compañero fue el 24 de mayo del año en mención.
Era el cumpleaños de mi hermana mayor, pero antes de ir a celebrar, mi cuerpo ya me estaba demandando desde hace días, algo de ejercicio y le pedí a mis hermanos que me acompañaran a un trote, ninguno pudo. El tema es que caí en cuenta de que mi peludo amigo sí estaba dispuesto a ir y así fue…
Era el cumpleaños de mi hermana mayor, pero antes de ir a celebrar, mi cuerpo ya me estaba demandando desde hace días, algo de ejercicio y le pedí a mis hermanos que me acompañaran a un trote, ninguno pudo. El tema es que caí en cuenta de que mi peludo amigo sí estaba dispuesto a ir y así fue…
Realmente no quería olvidar ese momento, tanto así que grabé este video sin saber que sería el último, junto a él.
La noche
que trotamos juntos por última vez, se
inmortalizó en mi mente, pues ese día descubrí el valor de su sincera
fidelidad. No importaba lo mucho que le costara ir a mi paso, él iba a
seguirme mil millas más, por encima de su agotamiento, por encima de su debilidad, más allá de
su sed inmediata.
Así como en ese momento de soledad, Locky siempre iba a cuidar de mí y a ir tras de mí, cuantas veces yo se lo pidiera y cuantas veces no. Lo más grande de esto es que a pesar de que mi indiferencia ante su presencia fue tan grande en la mayoría de las ocasiones (por no saber el valor que un aparentemente insignificante perro podía tener), él nunca recordaba nada de esto, en sus memorias solo persistían los buenos momentos, evidenciado por su alegría al recibirme cuando llegaba triunfalmente a casa, como si eso fuera lo mejor que pudiera él esperar en su corto o muy largo día.
Así como en ese momento de soledad, Locky siempre iba a cuidar de mí y a ir tras de mí, cuantas veces yo se lo pidiera y cuantas veces no. Lo más grande de esto es que a pesar de que mi indiferencia ante su presencia fue tan grande en la mayoría de las ocasiones (por no saber el valor que un aparentemente insignificante perro podía tener), él nunca recordaba nada de esto, en sus memorias solo persistían los buenos momentos, evidenciado por su alegría al recibirme cuando llegaba triunfalmente a casa, como si eso fuera lo mejor que pudiera él esperar en su corto o muy largo día.
Si de algo
te pudieras sentir orgullosa de mí, tu nueva seguidora y no la última, de
seguro, es que tu ausencia y la de mi amigo este año no han hecho más que
reavivar las ganas de abrazar a las personas que me rodean. Me esfuerzo por
hacerlas sentir, pues satisfechas, seguras, valoradas, amadas.
De tantas horas que invierto frente al computador, sin tener más opción, sabes a lo que me refiero, trato de evitar malgastar la visión con otro tipo de luces que no ameritan ni el tiempo ni la inversión de mis pupilas. Además, es increíble lo mucho que disfruto sin planear, cuando lejos estoy de mi mesa de trabajo, estar al aire libre, rodearme de personas que me valoran, reir, no tiene un precio alguno. Disfruto mucho de esos momentos, tanto así que ya es parte de mi naturaleza.
De tantas horas que invierto frente al computador, sin tener más opción, sabes a lo que me refiero, trato de evitar malgastar la visión con otro tipo de luces que no ameritan ni el tiempo ni la inversión de mis pupilas. Además, es increíble lo mucho que disfruto sin planear, cuando lejos estoy de mi mesa de trabajo, estar al aire libre, rodearme de personas que me valoran, reir, no tiene un precio alguno. Disfruto mucho de esos momentos, tanto así que ya es parte de mi naturaleza.
Lo estoy
intentando, Marielis, aunque sé que en el trayecto, se me acaban mucho las
fuerzas y también he flaqueado en varios intentos. En uno de ellos, casi pierdo
el norte y ahora intento hacer silencio por temporadas, para que las acciones
hablen por sí solas. Creo que eso tiene más impacto y valor para las personas.
En fin, hacer hoy lo que tenga que sembrar en mi generación es mi meta de todos
los días, pues no sé si luego tenga la oportunidad. Nunca se sabe cuando es el
último minuto de oportunidad.
Tener tu
sonrisa, humildad y palabras de aliento en mi mente me dan muchas fuerzas,
amiga. Tu voz sigue entre los aires y no puede detenerse, no sabemos olvidarla
Gracias,
mil gracias por recordarme junto a Lucky el valor de la vida, de gozarla siempre
al máximo aunque la cosa --como dices tú—se ponga difícil.
Gracias por ser una gran embajadora del reino de los cielos en esta Tierra. Tus respuestas nunca las recuerdo como frías. Sé que tus frutos nos llenan a todos los que te conocimos, de grandes enseñanzas para atesorar. La más valiosa de ellas: el tener presente que en los momentos más difíciles, aunque no entendamos, allí está Dios y Él está siempre en control dejándonos ser y ver que todo lo puede utilizar para convertirlo en algo que nos ayudará para bien, sabiendo que a Él es a quien amamos, como lo dice Romanos 8:28.
Gracias por ser una gran embajadora del reino de los cielos en esta Tierra. Tus respuestas nunca las recuerdo como frías. Sé que tus frutos nos llenan a todos los que te conocimos, de grandes enseñanzas para atesorar. La más valiosa de ellas: el tener presente que en los momentos más difíciles, aunque no entendamos, allí está Dios y Él está siempre en control dejándonos ser y ver que todo lo puede utilizar para convertirlo en algo que nos ayudará para bien, sabiendo que a Él es a quien amamos, como lo dice Romanos 8:28.
No sé
exactamente hace cuánto ya partiste y desconozco los detalles de tu cáncer,
pero sé que luchaste hasta el final con tu mejor sonrisa y la más elevada
actitud. Honestamente, hasta ahora, no estaba muy segura de qué rayos fui a hacer
en este congreso de personas misioneras para la obra de Cristo, no porque no me
identifique con la visión, sino porque no he tenido más contacto íntimo con
casi ninguna de las casi 100 o 200 personas que pude haber conocido, pero
sabes, al recordarte cambio de opinión y pienso: ¡Qué hermoso fue conocerte! ¡Qué
lindo es que estés mejor ahora!. Eso es más que suficiente, aunque confieso que te extraño, finalmente podré
dormir, luego de contactarte por última vez.
Es por eso
que te escribo hoy, porque no sé si mañana pueda hacerlo y decirte: hasta siempre. 3:13ª.m. 11/10/2019
Escrito en
honor a Marielis Méndez (199?-2019)
Un verdadero amigo
''Hoy me visitaste con tu paz
aunque no te veré más,
tu ternura llena de alivio
Por ser fiel,
sin interés alguno dejas,
en este pasillo hoy,
el valor de un verdadero amigo''
Escrito en honor a Lucky González (2012-2019).
3/jul/2019 ; 8:45p.m.
Increible, con lágrimas en los ojos te agradezco que compartas esto y nos des tan gran enseñanza. Sabia que hablar contigo era increíble si tuve que repetir increíble. pero nunca imaginé que leerte era tan extraordinario. Gracias gracias gracias
ResponderBorrarAgradecida por tu comentario, saber que la intención de este artículo llega por lo menos a una persona es de alto valor y gratitud.
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