Los intereses de Dios
1) Él quiere y merece el primer lugar en nuestra mente (pensamientos), alma (emociones), fuerzas (cuerpo). (Deuteronomio 6:5)
* ¿Qué es una prioridad?
De acuerdo al diccionario de la RAE, una prioridad es la anterioridad de algo respecto de otra cosa, en tiempo o en orden.
Al tener a alguien/ algo determinado ocupando la prioridad #1 en nuestras vidas, no importa lo que ocurra a nuestro alrededor, ese algo ó alguien determinado requiere una atención, dedicación y tiempo más importante de nuestro ser. En resumidas palabras, está por encima de todo lo demás.
Si Dios ocupa el primer lugar en nuestra mente, alma y fuerzas eso significa que le amamos con un amor tan especial que sus promesas permanecen durante todo el día en nuestras mentes, nuestro corazón desea alabarle todo el tiempo y nuestro cuerpo solo desea servirle y esparcir por el mundo ese inmenso amor que se desborda de nuestro interior.
Todo esto me hace traer a memoria la conversación entre Pedro y Jesús
en la que Jesús le dice a Pedro tres veces que apaciente sus ovejas, luego de hacerle la pregunta: ''¿me amas? En efecto, una de las maneras de demostrarle a nuestro Señor que lo amamos es dedicar nuestra vida a la predicación de la Palabra como una prioridad.
Si prestamos atención a lo narrado acerca de Jesús en los días de su ministerio en la Tierra, es flagrante que todo giraba en torno a los intereses de Dios. Jesús tenía familia, trabajaba como carpintero, pero dedicaba la mayor parte de su tiempo a la expansión del reino.
Podemos ver otro ejemplo de personas interesadas en expandirse sobre la Tierra: Abraham e Isaac su hijo. En estos casos se trata de personajes que sí tuvieron que dedicarse al cuidado de hijos y esposa. Otra diferencia es que Dios le prometió a Abraham que multiplicaría su descendencia como la arena del mar y las estrellas del cielo y le prometió una gran expansión de tierras, recursos, etc. En esto se centraba el enfoque del patriarca. Nosotros también somos herederos de esta promesa, por cuanto somos su descendencia, la generación de Jesús. Dios desea bendecir lo que hacemos y que nuestra descendencia sea extensa sobre la Tierra. Podemos verlo, no solo como descendencia biológica, sino como descendencia espiritual.
Concluimos este primer punto enfatizando que Dios está interesado en que sepamos que demostramos que lo amamos con sinceridad si en nuestro corazón está el deseo genuino de esparcir su amor y su Palabra a aquellos que están en necesidad, sin conocimiento de Él, a los que se han apartado, a los que padecen luchas dentro del redil y a aquellos que están solos, desamparados, encerrados y enfermos.
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