He aprendido que todo lo que suceda en mi vida no es casualidad, sino que tiene un propósito de Dios, que se cumplirá dependiendo de la actitud que se tome frente a las situaciones diarias. Solo debemos escuchar al Espíritu, hacer nuestra parte y creer y confiar en que: "A los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien"
¿Qué sucedería si mañana despiertas y tu tiempo de vida se ha agotado? La aventura de vivir va más allá de un corazón latiendo, es estar renovado, soñar despierto, viajar en las memorias; hallar lo positivo en un día lluvioso tanto como en uno soleado, es sobre todo recibir la satisfacción de los resultados de nunca rendirse en aquello que se cree. Existe una fuerza que lo puede todo: el amor. Al combinarla con fe en Dios y pasión, todo es posible.
Nada es casualidad

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