Acerca de mí

Nada es hasta que algo lo causa

No nacen las crías, hasta que el instinto  indique procrearlas; no crecen los frutos hasta que alguien los siembre; no se avanza al siguiente escalón, hasta que se supera el pasado; no surge lo nuevo, hasta que alguien cree una idea; uno no está de mal ánimo, hasta que decide estarlo; no se controla la emoción, hasta que se asumen los efecetos; no se aprende a vivir, hasta que se valora la libertad; no se toma la iniciativa, al menos que alguien más lo haga; alguien no está mal, hasta que piensa que es así; se preocupa en lo que le hace falta a uno, hasta que nos enfocamos en lo que tenemos; no se valora la salud, hasta que uno se enferma; no se escucha el consejo sabio, hasta que se aprende de haber tomado un mal camino; no se valora la vida, hasta que alguien cercano la pierde; no se opta por prevenir, hasta que somos tomados por sorpresa; no se valora la naturaleza, hasta que ya no exista; no se previene la guerra, hasta que nos afecta; no estudiamos, hasta que nos mandan a hacerlo; el enfoque es lo material, hasta que al morir nos vamos sin nada de ello; no se aleja el problema, hasta que se piensa en la solución; no se valora a un hijo, hasta que se tiene uno; no se entiende la aflicción ajena, hasta que uno la padezca; no se logra entender la actitud tímida, hasta que adentramos en el sentir reservado; no se opta por sembrar, hasta que se da uno cuenta de que la vendimia se aproxima; no queremos ver, hasta que vemos a alguien sin ojos; no disfrutamos del momento grato, hasta que nos percatamos de su importancia; no atendemos al amor puro, hasta que entendemos que es lo único que no se deteriora en la tumba; nada es hasta que algo lo causa. Sin embargo, procuremos que no sea que no se busque a Dios, hasta que nos demos cuenta de que ya ha llegado por sus hijos por segunda vez...

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